Hasta el siglo XVII en la calle de Santa Margarita o Margarida en catalán (bocacalle de la calle Sant Pau entre las Ramblas y la actual filmoteca) hubo una pequeña capilla junto a una fuente pública en el huerto conocido del mismo nombre. La historia de la citada santa se remonta a los tiempos de los primeros mártires cristianos que fueron perseguidos en tiempos del emperador Diocleciano en el siglo IV.
Al cónsul no le sentó muy bien aquello y le tomó la palabra. Margarita acabaría con la cabeza separada del tronco, tras sufrir el correspondiente martirio.
No está muy claro que el episodio fuera verídico, ni siquiera que hubiera existido la tal Margarita. De hecho, años después, en el 494 el Papa Gelasio I llegó a afirmar que la historia era más falsa que Judas. Sin embargo, esto no fue óbice para que en la época medieval Margarita gozara de verdadera devoción como símbolo de virginidad.
Además se le atribuyeron cuantiosos milagros y uno de los más sobresalientes fue el que se produjo en la Barcelona de mediados del XVIII que narramos a continuación:
En aquel tiempo, cuando de la pequeña iglesia y el huerto sólo quedaba la fuente custodiada con la estampa de la santa ya que se había poblado de casas, surgieron en los contornos diversos burdeles. Tanto los clientes como las prostitutas iban a lavarse sus partes pudendas a la fuente junto a la imagen de Margarita. Hasta que un día, harta de ver tan vergonzoso espectáculo descendió de su emplazamiento y desecó la fuente, de donde nunca más volvió a surtir agua ni ver a aquellos escandalosos pecadores.
Bibliografía: Guía secreta de Barcelona, José Luis caballero, Ediciones Robinbook. Barcelona. 2010
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